Asesor fiscal en confinamiento. Día 11.

Hoy, mamá, te has ido en silencio, en paz, de repente, sin sufrir ni hacer padecer a nadie. Siempre quisiste una muerte sencilla y discreta, las mínimas ceremonias y los velatorios justos, así que aprovechaste estos trágicos momentos para evitar llamar la atención e irte al Cielo, con el Amado, con Dios. Una vez más, sin pompa ni circunstancia alguna, como siempre has sido, te vas y me dejas un auténtico vacío.

Te escribo porque tengo la necesidad de despedirme de ti y decirte algunas cosas que la crueldad del contexto me ha arrebatado.

Mamá, eras una mujer sencilla, humilde e hija de un tiempo donde escaseaban las oportunidades y abundaban las miserias, pero con trabajo, mucho trabajo, dedicación, bondad y silencio, me lo diste todo, más de lo que merezco y me correspondía.

En un tiempo donde se valora tanto la acumulación de conocimiento y la exuberancia material, resulta paradójico que tu grandeza residía en una bondad sin límites, en dignificar el trabajo más humilde y en ignorar los oropeles y banalidades de este mundo.

Modista sin pretensiones, de tu máquina de coser salieron prendas que engalanaron a mujeres que no eran dignas de desatar tus sandalias. Nunca tuviste un mal gesto, ni mostraste envidia, al contrario, con tu quehacer diario me diste un permanente ejemplo de servicio y que la dignidad se demuestra haciendo excelente hasta la tarea más sencilla.

Marchas sin dejar joyas en tu ajuar ni dominios o posesiones que heredar, pero la riqueza de tu amor, cariño y entrega es infinita y no hay tesoro más preciado.

Mamá, ahora que te reúnes con Papá, me lanzas al vacío para que, de una vez por todas, camine solo por estas oscuras cañadas, asumiendo vuestro testigo. Quedo con tres hijos mucho mejores que yo y siendo un padre mucho peor que vosotros. Y, en cambio, te vas tranquila y confiada. ¡Cómo te ciega el amor que me profesas!

Mamá, te vas y en soledad nos despediremos hasta el reencuentro en la eternidad, mientras, te prometo que haré lo posible para que tu memoria y recuerdo permanezca vivo. Los que aquí aún estamos, sabemos que tu sonrisa, dulzura y amor incondicional siempre nos acompañará.

Hoy la noche se apaga, mañana la alegría de tu estrella nos iluminará.

23 pensamientos en “Asesor fiscal en confinamiento. Día 11.

  1. Juan José

    Don Emilio: Lo que ha escrito es muy bonito. Su madre seguro que se sintió en vida, orgullosa de Vd, Y como ha dicho antes otro lector del blog, la vida no finaliza… sigue otra a continuación.El Universo regido por Dios, no tendría razón de existir si no fuera así. Al menos, esa es mi esperanza.

    Le tengo en gran estima. Siento mucho la pérdida de su madre.

    Responder
  2. Salvador Beltran

    Emilio, siento mucho la partida de tu Madre.. no hay palabras de completo consuelo que llenen el vacío de ella..
    Tu familia sin duda lo llenara día a día ya que veras esa formación que ella te brindo con ese gran amor que mencionas, convertida en hechos en la Gran Familia que has formado…
    Te envío un fraternal abrazo y que encuentres consuelo en los brazos de Dios.

    Responder

Anímate a participar y déjanos tu comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.