Asesor fiscal en confinamiento. Día 22.

En el año 46 a.C., en Útica (en la actual Túnez), población cercana a la ya desaparecida Cartago, Catón el Joven, tras ser derrotado por Julio Cesar, optó por su sacrificio personal de una forma extraordinariamente violenta y dramática:

«Cantaban ya los gallos, y se recogió otro poco para dormir; pero volviendo Butas, y diciéndole que había la mayor quietud en el puerto, le mandó que cerrara la puerta, y se puso en el lecho como para descansar lo que restaba de la noche; mas luego que salió Butas, desenvainando la espada, se la pasó por debajo del pecho, y no habiendo tenido la mano bastante fuerza por la hinchazón, no pereció al golpe, sino que cayó de la cama medio moribundo e hizo ruido, por haber derribado una caja de instrumentos geométricos que estaba inmediata, con lo cual, habiéndolo sentido los esclavos, empezaron a gritar, y acudieron inmediatamente el hijo y los amigos. Viéndole bañado en sangre y que tenía fuera las entrañas, todos se conmovieron terriblemente, y el médico, que también había entrado, como las entrañas estuviesen ilesas, procuró reducirlas y cerrar la herida; pero luego que Catón volvió del desmayo y recobró el sentido, apartó de sí al médico, se rasgó otra vez la herida con las manos, y despedazándose las entrañas, falleció.» (PLUTARCO.- «Vidas Paralelas».)

El suicidio de Catón se convirtió en la máxima expresión de su lucha contra el advenimiento del cambio y transformación de la República de Roma. Catón representaba la lucha por el respeto a las leyes y la defensa de las instituciones republicanas en una época especialmente convulsa. Son míticos sus enfrentamientos jurídicos y políticos con Julio Cesar y, Catón pasó a la Historia, entre otras, porque fue de los pocos que percibió la verdadera naturaleza de Julio César, su inmensa ambición y su voraz deseo de hacerse con todos los resortes del poder.

A lo largo de la Historia, en los momentos críticos de los distintos pueblos, en aquellas situaciones excepcionales, siempre han sido ocasiones propicias para el surgimiento de tiranos y personajes autoritarios. Pero, a la vez que, la excepcionalidad facilita el advenimiento de autócratas, también es un momento decisivo para los pueblos y los ciudadanos: o bien sacrifican sus derechos y libertades a cambio del manto protector del tirano de turno o, por el contrario, abiertamente se enfrentan a los riesgos y amenazas en libertad y salvaguardando sus derechos y garantías.

Hoy, os invito a pensar y reflexionar con algo de detenimiento no sólo que te está sucediendo estos días (y en los últimos años) pues, aunque, por responsabilidad y por el bien colectivo, lo más oportuno es renunciar y evitar algunos de nuestros actos cotidianos (restricciones en los desplazamientos, distanciamiento social, etc.), ello no justifica, en ningún caso, un menoscabo de nuestro conjunto de libertades, derechos y garantías.

¿Aceptas que se aprueben una sucesión de Leyes, amparadas en la urgencia y la excepcionalidad, retrasándose de forma artificiosa la debida convalidación jurídica por el órgano competente (las Cortes), hurtando el debido debate legislativo e imponiéndose su validez por la vía de los hechos?

¿Aceptas que se aprueban expresamente normas ambiguas, inconexas, confusas y dispersas, de tal forma que su eficacia real y práctica dependerá, en última instancia, de la postura de la Administración?

¿Aceptas que se adopten medidas que, con la excusa de la situación dramática del momento, se vulneren principios básicos del ordenamiento, como, el principio de «pacta sunt servanda» sin el debido amparo y justificación para las partes afectadas?

¿Aceptas que, con la pretensión de un cierto control sanitario, seas objeto de un control total de tus movimientos y el acceso a tus datos personales por parte de las instituciones de poder?

¿Aceptas que las instituciones políticas nos den discursos y sermones y, en cambio, se nieguen a responder a todas las dudas y preocupaciones de los ciudadanos?

¿Aceptas que las Administraciones puedan entrar libremente en los domicilios particulares para disponer de los bienes y recursos ajenos sin la adecuada motivación y la necesaria compensación económica?

¿Aceptas tener que autocensurarte tus ideas, creencias y valores por disentir de la corrección política y por temer, no sólo la pena de patíbulo público, sino la exigencia de responsabilidades civiles o penales?

(…)

Quizás conviene pensarlo antes de tener que lamentarlo, porque, así como resulta muy fácil ceder terreno, resulta dramático y muy gravoso volverlo a recuperar. Como les espetó Catón, al pusilánime Pompeyo y a la peble romana, atemorizados porque Julio Cesar se encaminaba directo contra la ciudad de Roma,

«Pues si algunos de vosotros, oh ciudadanos, hubiera dado crédito a lo que siempre estuve pronosticando y aconsejando, ni ahora temeríais a un hombre solo, ni en un hombre solo tendríais vuestras esperanzas»

4 pensamientos en “Asesor fiscal en confinamiento. Día 22.

  1. Jose Luis Collantes

    ¡Bravo! Es tiempo de reflexión y de defensa de nuestros derechos y libertades.
    A río revuelto… el BOE del Senado acaba de publicar (02/04/2020) una proposición de ley para despenalizar injurias a la Corona y los ultrajes a España, patrocinada por… ERC y EH Bildu.
    En momentos de debilidad, siempre alguien quiere sacar ventaja.

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  2. Xavier

    El Estado de Derecho va acumulando grietas. De momento tenemos la sensación que no pasa nada…hasta el día que se desplome del todo el edificio, y luego será tarde.

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  3. Nuria Puebla

    Magnifico, como siempre, Emilio. Mi respuesta es NO, NO ACEPTO. No podemos aceptar esta merma de libertades fundamentales, estas normas absurdas dictadas desde el descontrol y el desprecio, ni la censura, ni el control de nuestros movimientos y conversaciones. Yo os pregunto, ¿Hasta dónde estamos dispuestos a soportar? Sinceramente creo que no debemos soportar mucho más. ¿Otros 15 días de estado de excepción edulcoradamente denominado de alarma, en el que aprovechan para dictar normas que nada tienen que ver con la excepcionalidad que estamos viviendo? ¿Sin salir a protestar de ninguna manera? Y sin saber hasta cuándo ni para qué… Ideemos y hagamos algo serio en contra de todo este proceso de manipulación y de terror paralizante en el que nos han metido sin nuestro consentimiento y que va a acabar con nuestro presente y con el futuro de nuestros hijos. Trabajemos juntos con nuestras ideas, busquemos mecanismos jurídicos para acabar con esto. Los juicios a posteriori no son suficientes, totalmente de acuerdo… La última cita es muy apropiada. ¿Qué hacemos, en serio?

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  4. Juan Jose

    Yo no acepto, pero muy pocos pueden con el balar de las ovejas.

    En estos tiempos, la lectura de la obra de George Orwell es fundamental.

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