Una reforma tributaria contra la libertad y las clases medias.

Dicen que la mejor manera para valorar correctamente cualquier cuestión que se plantee es tomar la suficiente distancia, el goce de un cuadro, la percepción de su composición y perspectiva, sólo son posibles si nos separamos del mismo. Pues bien, por motivos de trabajo me he desplazado a Argentina, y en concreto, a Buenos Aires. Un territorio muy lejano físicamente de España, pero muy próximo y cercano en múltiples aspectos a nuestro país, y no sólo por temas históricos, vinculos familiares-sociales o culturales.

El caso es que este viaje me ha servido para dar el paso atrás que precisaba para, con la oportuna distancia, valorar más correcta, racional y serenamente los cambios normativos introducidos por el nuevo Gobierno. Como todos a día de hoy ya conocen, el pasado día 31 de diciembre, se publicó el ínclito Real Decreto-Ley 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público.

En relación a su contenido, en el post anterior, ya nos servimos apuntar o relacionar las principales medidas o cambios normativos introducidos. Querido lector, le advierto que si desea mera información, vuelva al post anterior. En caso contrario, siga adelante.

La proclamación de la Constitución de Cádiz de 1812.

Muchos teníamos la esperanza que con un cambio de personas podría llevarse un cambio en una política económica y tributaria que entendíamos errada, que dicho relevo traería consigo nuevas formas y procedimientos, mejoras en la calidad legislativa, etcétera. Pero bastó la citada publicación para ver truncadas nuestras vanas ilusiones.

Un mero espejismo; seguimos en el desierto de ideas y conocimientos.

Don Mariano se tornó en Zapajoy, un refrito de confusión ideológica, de vacuidad de pensamiento, falta de coraje y una gran dosis de populismo kirchneano como aderezo. En cualquier caso, todo ello tiene una justificación, el precedente era peor, o por lo menos, así lo parece.

En el estricto terreno de la técnica legislativa, el Real Decreto-Ley es un auténtico compendio de la mala praxis legislativa: el empleo del Real Decreto-Ley en lugar de una Ley parlamentaria para introducir modificaciones sustanciales en la normativa tributaria (incluyendo, por ejemplo, las adaptaciones no urgentes en el Ley General Tributaria para la incorporar la competencia de exigir tributos de otros Estados miembros de la Unión Europea), incorporación de nuevas disposiciones adicionales a su vez transitorias (en el caso de la Ley 35/2006 del IRPF, se introduce la disposición adicional trigésimo quinta), se prorrogan normas transitorias por la vía de prorrogar un año o dos su aplicación, es decir, una transitoria modifica otra transitoria, facilitando así su comprensión y seguimiento, etc.

Si analizamos las medidas estrella, el «impuesto de solidaridad» y la elevación del IBI, no nos cabe ninguna duda que el Gobierno se ha dejado llevar por el populismo más barato y sangrante, elevando de forma brutal la presión sobre las capas medias de la sociedad.

Con dicha medida se produce un retroceso a los años 80, en que el marginal del IRPF superaba el 50% (en algunas Comunidades Autónomas, el tipo máximo alcanza el 56%). En cualquier caso, el gravamen no sólo incide en las clases medias-altas o altas, sino que incide en todas las clases sociales. En efectos, como puede comprobarse, en los tipos bajos de la escala de gravamen, los tipos efectivos se elevan un 2% o 3%, lo que supone un incremento real de la contribución del 8,33% o del 10,7%, respectivamente, para dichos tramos. En la práctica, dicha contribución puede ser sensiblemente superior pues, como viene siendo una (mala) costumbre, el Gobierno no actualiza las tablas del IRPF, es decir, no tiene en consideración la inflación a la hora de establecer los tramos de gravamen.

Por otro lado, en relación al IBI, el Gobierno aprovecha para exigir una contribución neta adicional a los tenedores de bienes inmuebles. Debe tenerse presente que, en el caso de propietarios de bienes inmuebles urbanos, la subida del IBI irá acompañada del incremento de la tributación en el impuesto sobre la renta personal. En mi opinión, esta medida contribuirá negativamente al mercado inmobiliario, especialmente, el mercado de alquiler, al hacer soportar al titular de inmuebles un mayor coste de titularidad de los citados bienes sin que ello le sea posible trasladarlo eficientemente a los arrendatarios o inquilinos. En cualquier caso, el traslado vía precio o renta a los arrendatarios o inquilinos, tampoco es una buena noticia, al dificultar la consecución de un precio o renta de equilibrio en el difícil mercado del alquiler.

Pero es que, además, resulta que con dicha medida se grava de forma arbitraria e injusta a los propietarios, personas físicas, que poseen directamente los bienes inmuebles sin la mediación de sociedades tenedoras. Me explico. En efecto, aquellas personas físicas que, gracias a su ahorro personal, dispusiesen de algún inmueble adicional destinado a la obtención de una fuente adicional de rentas, en el año 2012 deberán soportar el efecto combinado de,

• un eventual aumento del IBI,

• el efecto del “gravamen complementario” sobre las rentas inmobiliarias en el IRPF (bien sea la renta del arrendamiento o la mera imputación de rentas), y

• el impacto del Impuesto sobre el Patrimonio.

Por el contrario, si los bienes inmuebles son tenidos vía una persona jurídica (sociedad mercantil), resultará que el efecto combinado para el año 2012 sería el siguiente:

• un eventual aumento del IBI,

• mantenimiento del tipo reducido del Impuesto sobre Sociedades (20% y 25%) para microempresas (menos de 5 millones de Euros de facturación), y

• posible exención en el Impuesto sobre el Patrimonio.

La conclusión es obvia, el Gobierno penaliza a las rentas medias o medias-altas, con un gravamen desproporcionado: las asimetrías o desigualdad en las reformas propuestas hace que las rentas medias o medias-altas se vean especialmente perjudicadas en relación a las rentas altas (aquellos que realmente tienen capacidad contributiva y suficiente patrimonio para llevar a cabo una auténtica planificación tributaria), lo que les impedirá competir en igualdad de condiciones en el mercado del alquiler.

Este es un claro ejemplo de que, por mucho que ladren, este Gobierno es cualquier cosa menos liberal. Con su reforma impacta de lleno afectando desigualmente a los actores en el mercado inmobiliario, es una clara injerencia. Pero, lo más grave, es que daña severamente a las rentas medias o medias-altas, las clases liberales, en esencia.

Más cosas. La reforma, aparte de atacar la clase media o media-alta, padece el mal del populismo rancio, la política kirchneana pura (Néstor estaría orgulloso de Zapajoy): la incoherencia legislativa o la volubilidad de la política tributaria. ¿Qué necesidad había de restablecer con tanta premura la deducción por vivienda habitual y, por otro lado, impactar de forma tan brutal en las escalas de gravamen del IRPF? Se mantiene un tipo reducido del Impuesto sobre Sociedades, cuyo ahorro tributario está demostrado que no revierte en la economía de España, mientras que se eleva sobremanera el gravamen del ahorro (del 21% al 27%), perjudicando gravemente las disponibilidades líquidas de los hogares españoles, consiguiendo así, depauperar más el deteriorado consumo de nuestra economía. En conclusión, la lógica de dichas medidas es fruto del acomplejamiento mental e ideológico de la banda de Zapajoy: pretenden parecer más progres que los incompetentes pretéritos.

Otro ejemplo más de su simpleza argumental o pobreza intelectual. En relación al IBI, se aduce que la medida únicamente pretende gravarse a aquella mitad de los bienes inmuebles urbanos de una población con mayor valor catastral, de tal manera que, “no afecte a las clases bajas”. Como he dicho, la justificación es falsaria, sino una memez. Me explico. Tengo un cliente que posee 40 bienes inmuebles a través de una sociedad. Dado que todos los bienes inmuebles son pequeños y situados en zonas medias o medias bajas, estoy completamente seguro que, de aplicarse la medida propuesta, no se verán afectados por el incremento del IBI. Por el contrario, un buen amigo mío que, hace unos años adquirió con su mujer una vivienda en un “buen barrio” de Barcelona, nada del otro mundo, oiga, con su hipoteca y demás, deberá afrontar el sobrecoste de IBI. Por si ello no fuese suficiente, inicia el 2012 en el paro.

Añadamos más carnaza al asunto. Cualquier reforma tributaria que se precie debe servir para construir y mejorar el sistema tributario, ayudando a garantizar el hecho que todos los ciudadanos contribuyan en igualdad al sostenimiento público (Constitución dixit) y tratando de asegurar la máxima neutralidad económica. Pues bien, las reformitas transitorias que se han implementado son «intervencionistas» y/o propensas a la burla fiscal. Dos meros ejemplos en relación a las rentas del ahorro permitirán ilustrarme:

  • El «impuesto de solidaridad» incidirá de forma desigual en los propios productos del ahorro. En efecto, un poseedor de títulos de Renta Fija (por ejemplo, Letras del Tesoro) deberá soportar un gravamen del ahorro efectivo de hasta el 27%. En cambio, un poseedor de participaciones en un fondo de inversión que invierta en productos de Renta Fija, no se verá sometido a imposición, en tanto, no efectúe la oportuna reinversión o liquidación de su posición.
  • La opción a percibir periódicamente o al vencimiento los rendimientos de un producto de Renta Fija no es neutral. En efecto, dado que se ha anunciado que la medida es transitoria (año 2012 y 2013), lo óptimo fiscalmente, es postergar los rendimientos al año 2014 o posteriores. Si le ofrecen un depósito o similar con un vencimiento a 2 o más años, le recomiendo se sirva solicitar la liquidación de sus intereses al vencimiento pues entonces, la tributación máxima prevista sería sólo del 21%. Evidentemente, siempre cabe que el Gobierno le tienda una trampa y donde dijo 2013, diga 2014…

Y seguiría con muchas cosas más, como prorrogar el tipo reducido del IVA del 4% para la venta de vivienda nueva (mientras que la vivienda de segunda mano está gravada al 7% u 8%), no crear estímulos a la reinversión, a las políticas de creación de empresas o creación de puestos de trabajo, etc.

Alguno de mis lectores aducirá que es muy fácil criticar sin proponer nada. Si piensa así, se equivoca, yo ya dejé alguna propuesta hace unos meses. Lo dejé por escrito en esta misma bitácora, y gratis. Otra cosa es que, como es obvio, a los señores ministros y gestores políticos, mi opinión, sencillamente, le resbale. Para inteligentes, ellos.

Como empecé diciendo, la distancia física y mental, la estancia en Argentina, ha sido un abrazo de realidad que ha golpeado mi conciencia, facilitándome la percepción. La actual Argentina es el fruto de decenios de políticas populistas y antiliberales, de actuaciones contra las clases medias de un estado: una sociedad fragmentada y con un alto grado de violencia civil (basta ver la escalada de tensión en los estadios de fútbol), una sociedad sin grandes esperanzas, una sociedad mediatizada, resignada, en su mayor parte, en conseguir la ayuda o amparo del político de turno, el Evita del momento.

¿Cómo se llega ahí? Pues muy sencillamente, machacando continuamente a las clases medias, el bastión de la sociedad civil, el auténtico freno y contrapeso a los desmanes de los distintos gestores e instituciones políticas. Cuando se incide de forma tan directa en la clase media, los hechos demuestras que la mayor parte se depaupera, quedando una escasa minoría que se enriquece o beneficia. Así se fragmenta la sociedad. Y una de las principales consecuencias del empobrecimiento de las clases medias es el deterioro de la educación, las limitaciones para el acceso a formación libre, adquisición de nuevas competencias, etc. En resumidas cuentas, el crecimiento de la masa social.

Calificar de liberal al actual Gobierno es una burla o mofa.

Yo les di mi confianza, yo se la retiro.

0 pensamientos en “Una reforma tributaria contra la libertad y las clases medias.

  1. Esaú Alarcón

    Bonito mosaico el de la plaza San Felipe Neri de Cádiz, antaño igual de bonita que ahora, con todos los constituyentes -indianos incluidos-. Nada más lejos de la realidad actual. En La Pepa también hubo café para todos, pero las tropas francesas y los territorios de la Nueva España no daban tregua para pensar en nacionalismos minoritarios ni estados de las autonomías…en fin, sobre la reciente reforma te cedí el post a pesar de tu viaje y, como siempre, no me has defraudado. Yo solo puedo añadir o reiterar un par de puntos:
    a) como ya gorjeé en Twitter, en la praxis la reforma supone una vuelta a la fiscalidad de los años 80-90, con la fácil solución para rentas altas de crear sociedades interpuestas: ¿vuelta a la transparencia fiscal¿ ¿utilización del recurso del ajuste secundario por la Inspección?
    b) en el terreno técnico, la fórmula utilizada merece todas las críticas y más para los crédulos como yo, que esperábamos una «nueva forma de legislar»
    c) desde el pdv político, pues eso, el ser humano no tiene límites en capacidades propias tales como la hipocresía y la estulticia.
    Parafraseando a San Juan de la Cruz, a quien releo actualmente, no puedo dejar de «vivir sin vivir en mí»…

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  2. Leandro Carrillo

    Enhorabuena Emilio, se puede decir más alto pero no más claro. Lo peor de todo es que estas medidas no van a resolver nada, más bien al contrario.

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  3. Luis

    Totalmente de acuerdo, yo a mis alumnos siempre les digo: «ponga una SL en su vida» pagará mucho menos……….

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