La gracia de tener un amigo asesor fiscal durante la Campaña de Renta.

Recuerdo que ya hace años, para publicitar un producto de bollería, en los anuncios se aludía al hecho que, en caso de comprar e intentar consumir dicho producto, el adquirente apenas tendría ocasión de disfrutar de su compra pues, de todas partes, le surgirían presuntos amigos que, con un pretexto u otro, le pedirían compartir y gozar de tan querido y deseado manjar. No me cabe duda que la campaña fuese un éxito y el producto creo que sigue teniendo gran predicamento entre la infancia y los que ya hace años la abandonamos… No obstante, dicha campaña o eslogan siempre me ha generado gran confusión, pues no me acaba de parecer razonable el hecho de consumir un producto que pueda ser objeto de “expropiación” por parte de unos presuntos amigos y/o objeto de “miniescraches”.

Pasados los años, aprendí que ese fugaz disfrute podría ser posible siempre que mantuviese la debida discreción. Sin embargo, algo parecido pero más complejo, como suele acontecer con el devenir de la vida, me sucede con mi condición profesional.

El caso es que, como bien sabéis, soy (o era) asesor fiscal.

Por otro lado, desde hace unas semanas, se ha iniciado la enésima Campaña de la Renta.

¿Y qué acontece? Pues que aparecen amigos por todas partes. Amigos que, obviamente, presuponen o entienden que para mi persona debe de ser un placer hablar de la deducción por vivienda habitual y su aplicación en medio de la Primera Comunión de la hija de un tercer amigo común, o que, me sentiré halagado por el hecho que me “encomiendan” que, en un momentillo («estoy seguro que para ti son dos minutos, en cambio, si tuviese que hacerlo yo, me resultaría muy complejo, ya sabes…»), vía ARCE, RENO o como la madre que los parió le hayan llamado, le obtenga los datos fiscales, el borrador y demás… Obviamente, una vez les he sacado los datos y borrador, «ya que lo tienes todo, prepárame un momento la declaración, me la imprimes y te la paso a recoger», y para hacerme un favor, y demostrarme que es un buen amigo y no quiere aprovecharse, me aclara «no te preocupes, que ya la firmo y presento yo en el banco» (argumento que me deja sin defensa o excusas).

Ni que decir tiene que existen dos razones abrumadoras para que, en momento alguno, aludan a una posible remuneración o contraprestación:

a) La Agencia Tributaria presta el servicio de confección de las declaraciones de la Renta de forma gratuita.

b) La amistad y confianza depositada en nosotros.

La combinación de ambas razones, «yo te pedí un pequeño favorcillo de amigo, en la confianza que te tengo y porque sé que apenas te he dado trabajo, si hubiese sabido de que ibas a cobrarme, podías habérmelo dicho antes y hubiese ido a la Agencia Tributaria». Está claro. Como esto ya me ha pasado varias veces, un día pensé que, en justa compensación a la confianza conferida, le correspondía igual confianza y franqueza y le espeté a otro amigo que, si quería que le hiciese el tema de la Renta (el favorcillo), que tendría que facturarle o pedirle determinada cuantía en concepto de honorarios profesionales. El caso es que, en el mismo momento en que se lo estable proponiendo, pasé a engrosar la lista de ex-amigos…

Así andamos.

Las experiencias podrían acabar ahí. Pero la Fortuna (maldita) es caprichosa y nos enriquece la vida con una variopinta multiplicidad de situaciones. ¿Y quién no ha tenido un amigo al que le hizo “graciosamente” la dichosa declaración de la Renta que, por azar u otras razones, ve como la Agencia Tributaria la regulariza la declaración presentada? Aquí es donde viene lo mejor: inmediatamente pasas a formar parte de la lista de ex-amigos y además has conseguido un “comercial” vocacional para la difusión de tu labor profesional… Fantástico, pérdida de amigos y descrédito profesional.

Muchos pensarán que soy un personaje indeseable, un tacaño o roñoso. Egoísta. Yo mismo me lo he planteado. Al fin y al cabo, tampoco nos deberíamos poner tan escrupulosos por unos «minutillos» de nuestro horario profesional, por gastar unas cuantas hojas por declaración y consumir tóner y material de oficina. ¿Vas a perder una amistad por 50, 150 o 500 Euros? ¿En cuánto valoras una amistad?

Así que me dije que como valoro mucho la amistad y presupongo que es un sentimiento mutuo y compartido, me fui a ver a algunos de los que les hice la Renta a pedirles unos favorcillos de amigo: una higiene dental a mi amigo dentista, le pedí unas cremas solares a mi colega farmacéutico y le solicité a mi compañero mecánico que le hiciese una revisión al coche antes de pasar la ITV. ¿Cómo fue? Sencillo, no me pidieron por favor si les podía pagar; lisa y llanamente, me entregaron una factura completa y detallada, con fecha de vencimiento al contado, y gracias a que somos amigos, ya la tenían con los datos correctos…

En conclusión, ha llegado la Campaña de la Renta y este año, como novedad, les he explicado que he dejado el despacho, la profesión y mi carrera para entregarme al negocio de urnas funerarias. La verdad es que ya no soy el centro de atención de los Bautizos y celebraciones sociales, es más, algunas viejas amistades han dejado de remitirme sus correos de invitación, sin embargo, por primera vez, en muchos años, creo que en dos o tres días habré acabado ya de preparar mi declaración personal de la Renta.

En cualquier caso, por favor, guardadme el secreto.

16 pensamientos en “La gracia de tener un amigo asesor fiscal durante la Campaña de Renta.

  1. Javier Gómez Taboada

    Enhorabuena, Emilio, muy bueno el post: real como la vida misma.

    Al hilo de la nueva actividad funeraria que acabas de iniciar (mis mejores deseos en esa nueva andadura), te revelo un sorprendente punto en común que mantiene con la del asesoramiento fiscal: en ambas, hagas lo que hagas, al final, el cliente siempre termina llorando.

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  2. Javi

    Genial el comentario.
    En estos días también se repite otra historia: ya no voy a un asesor para que me haga la renta y me cobre, sino que en Hacienda me la hacen gratis, y encima si se equivocan no pasa nada porque es culpa suya.
    Al fin y al cabo, como dicen en la calle el asesor fiscal es el «que te lleva los papeles» ( ¿Y a tí quién te lleva los papeles?…dicen)

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  3. Antonio Ruiz

    Estoy completamente de acuerdo. De hecho, yo he puesto en práctica aquello de «es que estas cosas es mejor hablarlas en el despacho». Si, igual me llevo una mala cara, pero me ahorro un mal trago. Mi padre ha tenido que tragar rentas de familiares con un «gracias» como pago en el mejor de los casos.

    Pero esto no es muy distinto a los informáticos, esos seres que disfrutan reparando nuestro «windows» o que se podrían pasar horas pasándonos el anti-virus a cambio de nada.

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  4. Lucia

    Qué razón tienes!!! la vida misma!
    Yo creo que nos pasa a todos
    Es que la gente se cree que es la única que te pide el favor ,si te separan a pensar que todos han tenido la misma idea ,podrían ellos mismos valorar el tiempo y dinero que pierdes por hacerles ese favorcillo.
    A me pasa no solo con la renta ,me pasa con todo ,durante el año también vienen algunos conocidos que es que ni siquiera son amigos. Además como les da apuro preguntarte directamente la duda, es peor, se sientan en el despacho te cuentan toda su vida como si estuviéramos tomando un café y encima te hacen perder toda la tarde .
    Cada uno va a lo suyo.
    Saludos

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  5. Esaú Alarcón

    La actividad económica funeraria y la tributaria no solo riman y se parecen el lacrimal resultado apuntado por Javier: el gran paralelismo está en que son indispensables pues, como dijo alguien famoso -no recuerdo si Benjamin Franklin- todo en la vida es evitable salvo la muerte y los impuestos. Muy buen post Emilio.

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  6. Francisco Jose Gonzalez Postigo

    Bueno, no es para ponerse asi. En definitiva nunca encontraremos a mas gente pendiente de nosotros, que en esta época o en nuestro entierro. Animo y os dejo que tengo a un par de amigos que se ha presentado en casa, después de un año sin saber de ellos. Saludos

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  7. Jaume

    Ciertamente, se trata de un problema real, puesto que dando por sentado que tienes obligación «como amigo», piden consejo e incluso te dan horas de trabajo de estudio para casos complejos, y, claro, como nos gusta en general tener buena consideración, caemos en la trampa. Quizá lo mejor sea:
    a) pasar «vergüenza» una vez y pasarles un mail con una minuta (que probablemente no cobraremos), para que entiendan que nuestro trabajo no es gratis (o no debe serlo). Así podemos evitar que repitan.
    b) Si tienen tienda o empresa de servicios, pagarles con la misma moneda, calculando lo que deberíamos cobrarles y usando o consumiendo sus servicios y/o bienes sin pagarles. Esto aún es más eficaz que la opción a).
    Un saludo a todos, y paciencia…

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  8. sylvia cañedo

    Que razon tienes. Acabo de escabullirme de un corrillo de compañeros de trabajo q como saben q yo llevo eso de la fiscalidad… M piden repasar rentidcalesas, borradores, datos fiscales…. M siento muuuuuuy querida en estas fechas.

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  9. Javier

    Te entiendo perfectamente. Yo que soy del gremio de la informática, no te imaginas las cosas que tengo que aguantar como «favorcillos». Que si me configuras internet, que si no me funciona bien el ratón, que cómo instalo una aplicación, que si me creas una cuenta de gmail, que si me enseñas a usar Office… Hasta me han pedido echarle un vistazo a una lavadora que no funcionaba. Claro, como tiene cables….

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  10. Alejandro Marín

    Me identifico con muchos comentarios, solo por añadir, a ver como explicas que no le devuelven, pagando hipoteca, cargas familiares, plan de pensiones… Pero sin pagos a cuenta o retenciones, y mas de uno, replic! pues a mi me dijeron que me devolverían en la renta.
    Cuantas hipotecas o planes de pensiones se han vendido con esta promesa futura devolución fiscal?

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  12. Manuel Vazquez

    hola buenas tardes, muy bueno y acertado tu articulo al respecto, yo ya les llamo como la compañia de seguro, la llamada del ahorro, de esos que en todo el año se acuerdan de alguno y llega Mayo y eres el amigo del alma.
    en fin es como tener un piso en la costa que llega verano y alguno se te apunta.
    muchas gracias por estos ratos digulgativos y a su vez entretenidos

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  13. manel

    Hace un momentillo, me acaba de entrar un correo electrónico de unas 20 líneas, con dos archivos adjuntos, el borrador y los datos fiscales, de un amigo de una amiga en común.. Que si puedo hacer el favor de mirarle la renta. Como si fueran dos minutos, que hago click y le soluciono el tema rápido…..
    Pues eso que comentas Emilio…

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