Cuando un TEA se viene arriba…
A mi bienquerido Leopoldo Gandarias Cebrián: sigue siendo “asín”; que lo serás. Recuerdo que mi añorado padre, cuando -de paseo por su conyugalmente adoptiva villa de Verín, donde alcanzó su grado máximo de felicidad- veía un cartel que rezaba: “Precaución. Obras municipales”, su agudeza no tardaba en aflorar: .- “Javier,… Leer más »