Ayer me equivoqué especialmente, porque errar, lo que se dice, errar, lo hago a diario y de forma sistemática. Soy un ser bastante imperfecto.
El caso es que ayer, a través de las redes, me dejé llevar por la rabia y la frustración por la situación que nos toca vivir y la presunta falta de competencia de los distintos responsables políticos. Ayer noche ya eliminé algunos mensajes, arrepentido. Y es que, más allá de mi particular percepción u opinión sobre las distintas cuestiones o situaciones, no creo que aporte nada añadir más tristeza y preocupación a un ambiente ya, de por sí, cargado. Ayer tuvimos una oportunidad para llenar las redes de alegría y de emociones positivas en el Día mundial de las Personas con Síndrome de Down y lo acabamos enterrando en la decepción y en la ira de la comparecencia del Presidente del Gobierno.
Así, sí, me equivoqué. Vayan por delante mis sinceras disculpas y mi solicitud de perdón, a quien le hubiesen dolido mis palabras, comentarios o expresiones.
Los días van pasando y las preocupaciones y la ansiedad hacen mella. Poco a poco, cual mancha de aceite, el número de afectados, directos o indirectos de la enfermedad, se extiende sin fin. Ya no sólo es una cuestión sanitaria, sino que, todos, en mayor o menor medida, nos estamos viendo afectados económica, social y personalmente. Y esperamos unas respuestas más amplias y ambiciosas, a la vez que, también deseamos que alguien sea capaz de pedir perdón y mostrar algo de humildad. ¡Cuánto cambiarían las cosas si se hablase más de perdón y de reconocer errores que de intentar vender logros!
Quizás sea vana la esperanza. Sólo quizás.
Pues bien, esta noche, recorría en mi mente un consejo que siempre me daba mi padre: «si no has de hablar bien de alguien, mejor calla«. Conviene que no lo olvide. Mejor transmitir mensajes y opiniones que contribuyan, que aporten, que sean constructivos. O, en caso contrario, callar.
Pienso que, a día de hoy, y ante la perspectiva de que nos quedan semanas en casa, aunque sea por mi egoísmo, nos perjudica más que beneficiar, utilizar los medios de comunicación y las redes para expresar nuestra rabia y volcar nuestras desengaños y desencantos por grandes que sean. Ya existen auténticos profesionales del odio y del resentimiento, de sobras conocidos, así pues, deberíamos dejarles a ellos el monopolio de la bajeza moral y evitar competir con ellos.
En medio de la confrontación, conviene que el ruido sea el menor posible, sin que eso implique aceptación tácita, ampare una obediencia debida ni que se impida el obrar correcto o advertir para subsanar los posibles errores, porque hay un enemigo común que debemos derrotar.
Ahora bien, cuando todo esto acabe, cuando se haya librado la batalla y el fragor desaparezca, será el momento de traer a colación todas aquellas cuestiones de dudosa validez, revisar decisiones, analizar las pruebas recogidas y, sobre todo, exigir las debidas responsabilidades, tanto políticas, civiles como penales, inclusive, si las hubiera.
Esta crisis nos acabará pasando factura a todos, debemos aceptarlo y asumirlo. La cuestión es cómo quedaremos retratados los que sobrevivamos, cómo hemos contribuido y qué caudal de legitimidad moral y ética habremos acumulado al final de todo ello.
“Errare humanum est, perseverare autem diabolicum”
Mi enhorabuena, apoyo y agradecimiento por sus amenas conversaciones.
Totalmente de acuerdo.
Un poco de humildad, reconocimiento de actuaciones erróneas y menos auto alabanza acercarían a los políticos a la condición de seres humanos y abriría el camino para nuestra reconciliación con ellos. Pero así, no.
Rectificar es de personas inteligentes.
Ahora no es el momento de las críticas y desde luego el hecho de que pensemos que nosotros lo haríamos de forma diferente a como lo están haciendo nuestros gobernantes, no significa para nada que sea la opción correcta, es más, creo que carecemos de datos reales de cual puede llegar a ser la situación. Miremos a nuestro alrededor (EEUU, UK, Italia, etc….). Cada uno hace lo que piensa que es lo mejor para el conjunto de la ciudadanía y ahora es el momento de nuestro total apoyo a nuestros gobernantes y a las decisiones que están tomando en relación al COVID 19 y a este terrible momento que les ha tocado y nos ha tocado vivir.