Declaración Tributaria Especial: crónica de una despedida

Ayer noche lancé un mensaje en una red social en la que agradecía infinitamente el fin de la popularmente conocida como «amnistía fiscal» y que, en nuestro sector, se conoce más comúnmente aún como DTE.

Se acabó la DTE. Se acabó tener que elucubrar teorías jurídicas y hacer interpretaciones al límite para que la recaudación ansiada por la Hacienda Pública llegue a buen puerto. Se acabó discutir sobre papeles con bancarios de entidades que hasta ahora trataban a sus clientes como a sultanes y loaban el lado oscuro y que ahora los han tratado como a perros, delincuentes. Se acabaron horas de estrés por calcular plusvalías que bancos supuestamente de primer orden mundial no han tenido a gusto facilitar a los asesores. Escuchar como clientes se quejan porque un potente banco español con sucursal en Suiza les pide 800 francos -¡ahí es nada!- por emitir un certificado con el saldo y la titularidad de una cuenta…

Todo eso y mucho más, se acabó. Espero que la próxima amnistía me pille en el sueño eterno de los justos o en una jubilación dorada, recordándole a mi familia aquellos tiempos en que uno fue el abanderado de esta extravagante «labor social».

En fin, en mi particular crónica de la DTE he de empezar por la autocrítica, si es que se la puede llamar así. Lancé un post en este blog en el que advertía de un serio riesgo que pudiera derivarse de una interpretación que estaba dando pábulo a que por la vía de la DTE se pudieran regularizar rentas.

Pues bien, al final así ha sido. A mi modo de ver, la exégesis para llegar a esa conclusión es retorcida, pero el segundo Informe que emitió la Dirección General de Tributos -en octubre- pone hasta algún ejemplo de cálculos en ese sentido así que, siguiendo el axioma de que doctores tiene la Iglesia, uno se la tiene que envainar y reconocer que ese peligro ha quedado, a día de hoy, en agua de borrajas.

Por demás, en lo que se refiere a la capacidad recaudatoria de esta declaración especial, una visión que se comparte en el sector de la asesoría es que la recaudación final será algo superior al 1% del valor de los bienes o derechos ocultos. Sí, lo del 10% es una quimera, solo válida para el dinero en efectivo, pues las rentas procedentes del extranjero, en su inmensa mayoría vienen de ejercicios ya prescritos y, con la nueva interpretación de Tributos, la amnistía ha servido para regularizar rendimientos y plusvalías y, lo que es más importante, para aflorar bases impositivas de rentas futuras.

En mi caso particular, el porcentaje de lo ingresado por los neocontribuyentes que se han dejado asesorar por mí es exactamente del 1,4829% respecto del capital que no tributó en su día. Casi lo mismo que si esos señores hubieran querido hacer un aumento de capital «a ojos tapados» en una sociedad española…¿no hubiera sido ésta una medida más fácil de aplicar y que hubiera permitido una mayor entrada de capitales en el país? Pues sí, evidentemente, pero la DTE nació de una forma precipitada, y así ha desaparecido también.

Ahora tocan las complementarias del 2011 -IRPF e IP- donde estimo que se recaudará algo más que en la propia amnistía. Un consuelo para las tiritantes arcas del Estado y, sobre todo, de las Comunidades Autónomas que, aunque no lo digan, están en bancarrota. Montoro, el primer ministro que en una democracia nos trata como a súbditos estúpidos, con aquello del palo y la zanahoria, ya empieza a ver las orejas al lobo y a asumir que lo mejor de la amnistía no será su capacidad recaudatoria, sino su posibilidad de generar ingresos en el futuro.

Tengo anécdotas muy graciosas de este corto y azaroso período «amnistiante», pero las dejo para mis más íntimos, con una cerveza en la mano. Son droga duro para un blog sedicentemente profesional. Eso sí, mi más grato recuerdo para la gente de Murcia que sobrevivió a la conferencia que tuve el placer de impartir en su precioso campus universitario. Y mi agradecimiento a la Aedaf por dejarme compartir experiencias con mentes tan preclaras en el grupo de trabajo que formamos en la materia.

Pero no quiero acabar sin un chascarrillo, una curiosidad: he podido llamar varias veces al día a Suiza en los últimos meses. Nunca, y cuando digo nunca es con rotundidad, he necesitado hablar en otra lengua que no fuera el castellano, con lo que me surgen unas dudas: ¿será Suiza parte integrante del sistema autonómico español? ¿por qué insisten tanto las empresas para contratar a nuevos empleados en que dominen lenguas bárbaras si, llames donde llames, siempre habrá un practicante de español para contestarte? Cosas veredes amigo Sancho.

0 pensamientos en “Declaración Tributaria Especial: crónica de una despedida

  1. Alberto

    Coincido plenamente con Esaú en sus comentarios sobre la amnisitía fiscal. Realmente no han aflorado bienes sino que se han declarado rentas ocultas de los años no prescritos.
    Pero de lo que mis clientes se han dado cuenta, a raíz de este proceso, son de varias cosas : que no son nadie para sus bancos extranjeros, de la poca información que les facilita su entidad y que pagan unas comisiones altísimas por la gestión y administración de sus carteras de inversión. Y no estamos hablando precisamente de pequeños inversionistas. Tal y como dice Esaú, los asesores hemos tenido que calcular plusvalías y rendimientos, calcular costes de adquisición y aplicar el FIFO a la hora de calcular las ganancias en la venta de valores ya que los bancos no han querido certificar las plusvalías ( me cuentan por problemas jurídicos en el pasado al certificar ganancias que en realidad no lo fueron). Ha sido difícil obtener la información cuando, en principio, todo es cuestión de «apretar un botón». Ha sido de «master en finanzas» descifrar los productos de inversión y, para las complementarias de renta 2011, va a ser complicado saber lo que son rendimientos de capital mobiliario y lo que son incrementos o disminuciones de patrimonio.
    Mis clientes se han dado cuenta de que año a año sólo se les ha informado del valor de su cartera a 31 de diciembre, pero no les han informado de sus ganancias o pérdidas y, sobre todo, que pagan cantidades exageradas de comisión bancaria que les replantea, una vez aflorado todo, el repatriar los capitales (algo que agradecerá nuestra necesitada banca española).

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  2. Esaú Alarcón

    Alberto, me alegra saber que hemos llevado «vidas paralelas». Pues sí. Lo malo es cuando esos bancos han sido previamente escogidos por el asesor fiscal internacional de turno, al que ahora se le habrá puesto la cara roja como un tomate. Saludos. Esaú

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  3. Javier Gomez Taboada

    Magnifico epilogo, Esau, a este episodio. Leo hoy que la primera estimación de recaudación es de 1.200 millones €. ¿Poco, mucho, suficiente,…? Sea como fuere, toda una experiencia para contar a nuestros nietos: «si, yo estuve allí». Quizá para entonces el TC ya haya emitido su sentencia y la doctrina ya tenga una lectura elaborada sobre todo lo acontecido. Toca esperar.

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  4. Esaú Alarcón

    Bueno, si mi memoria no me falla, la maquinaria entera de la AEAT suele recaudar una cifra semejante anualmente, con lo que no me parece una mala recaudación -en contra de lo que dice la prensa-. A ella hay que sumar las complementarias de diversos impuestos que pronostico serán un ingreso similar al de la DTE. Si yo fuera -Dios me libre- el político que la ideó, estaría contento por el resultado, que no por la técnica legislativa y la pifia política. En cuanto a lo que toca ahora, pues esperar o, porqué no, hacer una tesis doctoral…

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