No sé si habéis visto la magnífica serie “House of Cards”®, pero debo reconocer que aparte de que está muy bien hecha y magníficamente interpretada, los personajes resultan atractivos, si bien, los guionistas incurren, como suele ser muy habitual, en los excesos dramáticos y en la exuberancia de hechos y situaciones para resaltar la baja calidad humana de gran parte de los personajes. Ciertamente, hayáis visto o no la serie, la mayoría asociaís al personaje de Kevin Spacey (el congresista Frank Underwood) como un ser despiadado y de una total amoralidad, dispuesto a todo para conseguir su objetivo final. Y así transcurre la serie.
En la primera temporada, el citado personaje se sirve de la información y de las debilidades de un pobre hombre, el congresista Pete Russo, para conseguir que se preste a realizar el trabajo sucio que se le encomiende. Esta sumisión de la voluntad no se obtiene mediante la utilización de la fuerza bruta, la coacción física ni otras demostraciones de fuerza, sino que, Frank simplemente le hace saber que él sabe cosas y que está dispuesto a callar y mirar para otro lado, si se limita a seguir sus instrucciones.
Está claro que todos tenemos pecados, debilidades, defectos y/o cometemos errores. Por más que nos esforcemos, la perfección es meramente una aspiración y todos tenemos aspectos o cuestiones a mejorar.
Centrándonos en el ámbito tributario, esa perfección deseada es inalcanzable para cualquier contribuyente medio, por más diligencia, capacidad y recursos de que disponga, pues es tal la exuberancia de obligaciones tributarias que deben atenderse a lo largo del tiempo y de los años que, difícilmente, es posible sobrevivir a este abuso administrativo sin cometer algún error o fallo. Añadamos a ello, que la normativa tributaria vigente es compleja, confusa, incierta, cambiante y sujeta a diversidad de interpretaciones.
Pues bien, en este entorno, donde atendiendo a la regla de convivencia o la norma de referencia (la normativa tributaria) vigente en el momento, nuestros actos y/o comportamiento es susceptible de una presunta reprobación, resulta desolador que exista algún ente que no sólo tiene la potestad de revisarnos y exigir responsabilidades, sino que tiene la capacidad de controlarnos y la voluntad de que actuemos coaccionados por el miedo a un castigo o posterior represión.
En efecto, como un vulgar Frank Underwood y sin ningún tipo de atractivo, el Departamento de Gestión Tributaria de la Agencia Tributaria se ha dedicado a enviar a múltiples contribuyentes una carta para hacerles saber que los tiene controlados y sabe cosas. Os adjunto un ejemplo de ello.
Este modo de actuar ya se empleó en su momento con las famosas cuentas de Lietchenstein y de la lista Falciani. Ahora bien, esta nueva campaña es un saldo adelante, porque la Agencia Tributaria nos enseña (mediante el acumulado de ciertos datos bancarios) de que dispone de información y documentación. Es decir, dan pruebas de que la amenaza es real.
No acaba ahí la cosa, la carta advierte que nos va a tener controlados en el año 2017. Es decir, la Agencia Tributaria presupone que el contribuyente es un potencial defraudador y advierte que, como lo tendrá controlado, si comete el “crimen” ello tendrá consecuencias (“realizar una visita destinada a la toma de datos así como en su caso al inicio de actuaciones de comprobación”). Poco importa si la Agencia Tributaria tiene razón o no, si existe alguna motivación o justificación. Nada importa.
De forma vergonzosa, ruin, lamentable, la Agencia Tributaria juega con la conciencia de los contribuyentes y utiliza los medios y recursos para extender un cierto clima de tensión en los ciudadanos para su adecuada sumisión.
Para quien tuviese dudas, deberían quedarle absolutamente despejadas. La Agencia Tributaria no busca adhesiones y ciudadanos convencidos del deber de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos, la Agencia Tributaria quiere contribuyentes obedientes, sometidos, callados y sumisos, como buenos súbditos.
Y si tenemos de alguna pretensión de discrepancia o libertad, cuidado, que nos vigilan y nos lo hará saber…
A quien se la han enviado ??
En mi caso, a contribuyentes que tienen un elevado grado de cumplimiento de las obligaciones tributarias.
hace ya muchos años que el GRAN HERMANO esta con nosotros,y de ser un incordio, empieza a ser una amenaza, un zombie ,una hidra,un monstruo sin control,y no dudemos un instante que IRA A PEOR
¿El departamento de gestión de la AEAT tiene esa información bancaria?. ¿Cómo es posible?.
O sea, que cuanto mas se cumpla, mas expuesto se está.
És de una lógica aplastante. (léase con ironía).
En lugar de facilitar que fluya la economía y controlar a los que se sabe que defraudan, se dedican a coartar y exprimir a los pocos que cumplimos.
No comment. 🙁
Esto no es nuevo de un tiempo a ahora, ya en su momento y desde su posición de intocable, sillón azul, el mayor representante de ese ministerio amenazó veladamente a determinados colectivos, haciendo uso de una información privilegiada al tiempo que privada.
Eso se llama terrorismo tributario. Terrorismo: 1. m. Dominación por el terror (RAE).
El Gran Jefe Montoro, tiene colgada en su web el siguiente modelo tributario: «Modelo 171. Declaración Informativa. Declaración anual de imposiciones, disposiciones de fondos y de los cobros de cualquier documento». Alguna mente maravillosa de la AEAT se habrá puesto la medalla al decir ¿por qué no cruzo estos datos con el 390 y mando cartas para «invitar», perdón acojonar al personal? Típico de la AEAT mezclar churras con merinas y alguno caerá asustado.
Y así nos va, apretando las tuercas aún más y NO recortando gasto público por ningún lado.
El departamento de Gestion, no es la Inspeccion Triburtaria. No hay que hacerle mucho caso, basta con contestar a sus requerimientos. No a sus comunicaciones. Se envian a ver si alguien pica…..
Ironizais con algo que, en definitiva, no supone otra cosa que la falta de libertad del ciudadano. el que tengamos un ente controlador, que nos vigila, sólo puede suponer una intromisión en nuestra vida privada hasta una magnitud insospechada.
Es cierto, y esta situación ni es nueva ni novedosa. el problema es que permanecemos silentes ante esta invasión permanente de nuestra esfera privada, ante esta pérdida de libertades en maniobras orquestadas como que se imponen para garantizar esa libertad.
Es una pena que no exista un movimiento cívico y social suficientemente amplio que quiera defender nuestros derechos porque, en el fondo, han sabido tachar a todo aquel que se mueve por esos intereses como «facha», «capitalista», «explotador»… Es cierto, que el ser humano prefiere tener a un amo generoso antes que luchar por su libertad, dado que esto último implica esfuerzo, sacrificio…, e incluso la muerte.
es una pena que termine desapareciendo el efectivo por la ambicion de los estados de controlarlo todo, yo seguiré usando cash hasta que la palme, medio de pago anonimo y privado. que le den a las tarjetas, que le den a los bancos, y que le den al estado
Todos los regimenes democraticos otorgan esta facultad a a la administracion tributaria. Lo cual no quiere decir que lo sospechado esté probado., la carga de la prueba es de quien afirma. Los que se acojonan son los que no tienen ni idea de sus derechos.
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