La llegada de la Navidad, parece obligarnos a reflexionar sobre nuestro día a día y detener la rutina, siquiera sea para alzar la cabeza. Permitidme la osadía de citar a Benedicto XVI quien, hace apenas un par de días señaló que «El nacimiento de Cristo nos desafía a pensar de nuevo nuestras prioridades, nuestros valores, nuestro mismo modo de vivir. Y mientras la Navidad es, sin duda, un tiempo de alegría grande es también una ocasión de profunda reflexión, un examen de conciencia”.
Ciertamente, la Navidad se presenta con muchos adornos y, en la actualidad, en nuestra sociedad se reviste de componentes absolutamente vacuos y ajenos al verdadero espíritu. Y, en ocasiones, nos molesta o inquieta pensar en que debemos hacer una seria reflexión de nuestros respectivos proyectos personales (incluidos, los profesionales).
Hoy en día, muchos familiares, amigos, compañeros de profesión y una multiplicidad de personas de nuestros pueblos, comunidades y territorios, atraviesan serias dificultades. No sólo económicas y materiales, sino situaciones de ausencia de Justicia y Paz, faltas de amor y respeto, soledades, etc. Hoy, quisiera acordarme de ellos, pero no sólo por el día de hoy y por la fecha que viene, sino que lo quiero dejar escrito para acordarme a lo largo del año de ellos, porque, quizás «la dureza de mi corazón» me impide o lastra su realización.
Mi deseo más personal es que, creyentes o no, esta Navidad traiga Esperanza y Amor a quienes más lo necesitan, y llene nuestros hogares de Paz y Bien.
Poniendo todos lo mejor de nosotros mismos, se conseguirá “que en sus días florezca la Justicia y la Paz abunde eternamente”. (Salmo 71). Ojalá, así sea.
Feliz Navidad.
PD.- Agradeceros a todos, por habernos hecho disfrutar tanto con este pequeño proyecto personal. Vuestros comentarios, preguntas, escritos, apoyos y críticas, exigencias, etc. nos han servido para ser algo mejores en nuestra profesión y como personas.
PD.- A modo de anécdota, recordaros que Jesús nació en Belén, casualmente, porque sus padres terrenales (José y María) tuvieron que desplazarse para el estricto cumplimiento de sus obligaciones tributarias, básicamente, incluirse en el censo con un antecedente del actual modelo 037, ya que, por aquel entonces, no existía la Oficina Virtual de la Agencia Tributaria…