Soy consciente que el post de hoy será polémico y me puede generar algún que otro disgusto. No obstante, a la vista de las cosas que están sucediendo estos días, he ponderado que, aún a riesgo de no ser bien recibido, valía la pena exponerme a vuestra consideración.
Como seguramente ya todos conocéis, en España estamos teniendo problemas con el suministro de los distintos productos sanitarios básicos para la contención y prevención del COVID-19 (mascarillas, guantes, geles hidroalcohólicos, etc.).
A día de hoy, las últimas recomendaciones oficiales indican que el desconfinamiento pasaría por el uso, entre otros, de mascarillas para evitar el contagio (y dependiendo del tipo, la transmisión del virus), aparte de mantener las prácticas de distanciamiento social y evitación de aglomeración humana.
Siendo así, se necesita suministrar mascarillas a la población. No entro en el debate técnico sobre el tipo de mascarillas pues esta cuestión me sobrepasa y, además, es irrelevante al objetivo del presente post.
Ante la escasez de oferta (a nivel mundial, nos encontramos que se ha producido un aumento muy importante de la demanda y no se ha conseguido lograr estabilizar la oferta de producto, de tal forma que, las farmacias y demás distribuidores de productos sanitarios están llevando una búsqueda desesperada de suministros, a fin de atender las urgentes y crecientes solicitudes de compra de los ciudadanos. A este descontrol, se han sumado unas Administraciones públicas que, ante una evidente falta de previsión e incapacidad, necesitan urgentemente proveer de dichos materiales a sus trabajadores y ciudadanos.
Por supuesto, en un mercado completamente desquiciado, su indicador básico, los precios, ponen en evidencia el desequilibrio entre oferta y demanda.
En estas, la respuesta de este Gobierno, claramente lastrado por su ideología, ha sido intervenir para fijar un precio máximo a este tipo de productos. En concreto, ayer 23 de abril, en el BOE, se publicaba la Resolución de 22 de abril de 2020, de la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, en la cual, entre otras, fija los precios máximos en determinados productos.
En concreto, en la citada Resolución se fija que el precio de venta al público de las mascarillas quirúrgicas desechable sea de 0,96 euros/unidad (IVA o IGIC incluido). Curiosamente, se avisa y se deja para posteriores ocasiones, la fijación de precio de las mascarillas higiénicas (entre las cuales, estarían las FFP2 y FFP3, que dan mayor garantía y fiabilidad) y de los antisépticos de piel sana autorizados por la AEMPS.
La polémica está servida porque resulta que el precio establecido es inferior al coste de compra por parte de los distintos operadores privados (oficinas de farmacia y distribuidores de productos sanitarios, básicamente), de tal forma que, aboca a que los distribuidores mayoristas, sobre todo, los minoristas, vendan el producto con pérdidas. La consecuencia de esta decisión ha sido, casi inmediata, se ha secado el mercado.
Conociendo como conozco el sector farmacéutico, se han paralizado y anulado todos los pedidos. Lógicamente, la decisión racional es evitar adquirir una mercancía para venderla después a un precio inferior (o muy inferior) al coste de adquisición, de tal forma que, cuanto más producto venda, más se empobrece y pierde el empresario.
Seguro que hay gente un tanto ofuscada que vería con buenos ojos a que se obligue, entre otros, a las oficinas de farmacia a que vendan y distribuyan este tipo de bienes, aún con pérdidas, en atención a su condición de establecimiento de servicio público regulado y vinculado a una licencia administrativa. Ahora bien, una cosa es prestar un servicio público (como ya se está haciendo con la distribución gratuita de las mascarillas suministradas por las Comunidades Autónomas) y otra es obligarles a perder dinero, exponiéndose, además, a graves riesgos para la salud del personal de las oficinas de farmacia.
Dejando de lado esta cuestión, vayamos al meollo del asunto.
Más allá de la defensa del libre mercado (del cual soy abiertamente partidario), la intervención del Gobierno para la fijación de precios es manifiestamente errónea y es la causa de la escasez de productos en el mercado. Ahora bien, aquí la duda es si esta ha sido una mala decisión, un equívoco, un error involuntario o, por el contrario, hay algo más.
En el primer curso de Ciencias Económicas (en mi caso, estudié con el manual de Economía de Joseph Stiglitz), en las primeras sesiones, aprendimos la Ley de la Oferta y la Demanda básica, en virtud de la cual, se establece que, para un producto determinado, la oferta (la producción y la distribución) y la demanda (el número de potenciales compradores) se equilibran en un precio concreto (el punto de equilibrio).
Así, cuando se establece un precio por encima de ese punto de equilibrio, ello podría dar lugar a un exceso de producción (sobreoferta) o que se reduzca el número de potenciales compradores, de tal forma que, el exceso de oferta obligaría a rebajar el precio.
En cambio, cuando se fija un precio por dejado del punto de equilibrio, la potencial demanda o bien aumentaría (más gente tendría acceso al producto) o se contrae la producción, de tal forma que, esa teórica escasez del producto obligaría al mercado a rectificar al alza el precio.
En principio, quiero asumir que los miembros del Gobierno no son tan estúpidos de ignorar estos principios tan básicos de Economía. Aún así, han tomado la decisión. La cuestión es que, es posible que hayan cometido errores en su toma de decisiones que pueda explicar esta situación.
Es posible que hayan partido del precio de venta y el coste de producción de las mascarillas, en condiciones normales de mercado, o, probablemente han tomado como referencia los precios y costes de hace escasos meses.
Esto hubiese sido un error evidente por las siguientes razones.
Hace unos meses, el mercado de las mascarillas estaba en una situación, más o menos, de punto de equilibrio. Se fabricaban X mascarillas atendiendo a la demanda existente (para los usos limitados y concretos en que eran necesarias) y el precio oscilaba a los cambios en los costes de producción y/o distribución, obteniendo toda la cadena de valor, un reparto más o menos equitativo del beneficio. Pero ese escenario de «plácido equilibrio» de mercado no se corresponde con la realidad existente. Por tanto, es erróneo tomar dicha referencia.
Actualmente, han acontecido dos fenómenos abruptos. Por un lado, ha aumentado de forma brutal la demanda (se ha multiplicado por cientos, miles o decenas de miles el número de compradores o demandantes) y, por otro lado, la demanda ha perdido elasticidad.
La elasticidad mide la respuesta de la demanda (cambios de cantidad) a oscilaciones en el precio. En líneas generales, se presupone que cuando aumentan los precios, la gente deje de comprar el bien o servicio (atendiendo a una distribución irregular de la renta o riqueza, así como a la desigual distribución de los intereses y motivaciones de las personas).
Ahora bien, la demanda pierde elasticidad, o se torna inelástica, cuando los cambios en los precios apenas afectan en la cantidad demandada.
Pues bien, resulta que, desde que se establece que las mascarillas se convierten en un elemento necesario para el desconfinamiento y para evitar riesgos para la salud, las mascarillas pasan a ser un bien de primera necesidad, y apenas se darán cambios en la demanda, cuesten 0,96€ o 5€.
Es decir, a día de hoy, y más con el desconfinamiento a las puertas, tenemos una gran demanda, con apenas sensibilidad al precio, salvo a precios muy elevados.
En esta situación, el Gobierno tenía dos soluciones. O bien dejaba que el mercado se regulase por sí misma (la solución óptima pero que, a muy corto plazo y dada la situación de emergencia social, podría dar lugar a graves distorsiones) o bien podía intervenir, transitoriamente, en el mercado. En este segundo caso, la intervención correcta debiera haber pasado por, haber acumulado un «stock» de mascarillas suficientes para el conjunto de la población (¿50, 200, 500 millones de mascarillas?) a un coste reducido y, una vez asegurado y disponible ese stock, establecer un precio regulado para su distribución.
En cambio, ¿qué ha sucedido? Se ha tomado como referencia la situación «de equilibrio» del mercado de las mascarillas de hace unos meses, no se ha asegurado un stock de mascarillas para el mercado nacional y, sin embargo, se ha establecido un precio de mercado notoriamente más bajo que el actual coste de adquisición.
La consecuencia inmediata de esta decisión es que, en el mercado nacional, apenas existirán mascarillas quirúrgicas a 0,96€ (IVA o IGIC incluido). Los productores y/o distribuidores, a día de hoy, tienen otros mercados más interesantes, incluido, el «mercado negro». Vuelta al estraperlo.
¿Ha sido un error? Quizás.
¿Ha sido intencionado? Cuidado.
Si las mascarillas son necesarias para el desconfinamiento. ¿Qué pasaría si no hay mascarillas? Esta sería una razón suficiente para justificar que la población debamos permanecer recluidos y atemorizados en nuestros hogares. Y así, seguimos prolongando una situación excepcional más allá de lo debido (con los daños personales y económicos para el conjunto.
También se ha informado que los test masivos del COVID-19 eran una de las medidas necesarias para garantizar un buen desconfinamiento. ¿No os resulta llamativo que el plan de test anunciado por el Gobierno a principios de abril y que debía hacer comenzado la pasada semana aún siga sin haberse iniciado? ¿No os resulta extraño que, a estas alturas, no tengamos un Plan Nacional de Desconfinamiento público y conocido, aunque sujeto a cambios?
Están pasando cosas muy extrañas en este teórico Estado de Alarma (¿Estado de Excepción encubierto?). Se comienza a sospechar que se está poniendo en riesgo nuestros derechos y libertades fundamentales. Por motivos de emergencia sanitaria, por responsabilidad y solidaridad al resto de españoles, uno está dispuesto a asumir de buen grado las restricciones. Pero bajo ningún concepto voy quedarme en casa atemorizado mientras pasan cosas que puedan atentar abiertamente contra mi condición de ciudadano libre. Ojalá me equivoque, pero me corroe la duda que bajo la apariencia de simples errores se enmascare algo bastante más oscuro.
Así que, abiertamente, lo anticipo. Por compromiso con los demás y responsabilidad, limitaré mis movimientos, pero, no dudéis que, si estas extrañas dinámicas siguen, me niego a permanecer en casa atemorizado y recluido. Más que la enfermedad temo la opresión y la falta de libertades.
Gracias Emilio, perfectamente explicado. Enésima ineptitud de este Gobierno durante la crisis sanitaria del Covid-19. En resumen:
1. Crisis sanitaria sin precedentes.
2. Escasez de material sanitario y mascarillas.
3. Las farmacias se ven obligadas a comprar a precios muy superiores a los normales del mercado, por los problemas de oferta y alta demanda.
4. Brillante Gobierno comunista establece precios máximos de venta al público.
5. Farmacias tienen que vender a pérdidas.
6. Farmacias no comprarán mascarillas para vender a pérdidas.
7. Desabastecimiento absoluto de mascarillas en las farmacias.
8. La gente seguirá aplaudiendo en los balcones
SIMPLEMENTE IMPECABLE.
GRACIAS
No sé si lo de las mascarillas es incompetencia, ceguera ideológica o parte de un plan maquiavélico para tenernos encerrados. Pero no hay duda que en otras cosas el gobierno está demorándose a propósito para mantener el estado de alarma. Por ejemplo, los plazos que manejan para el estudio de seroprevalencia son un disparate. De ninguna forma se tardan ocho semanas en hacerlo. El de Galicia empezó ayer y según la prensa los resultados tardarán 10 días (para el 4 de Mayo aproximadamente).
Otro ejemplo, Nueva York. La epidemia allí llegó más tarde, y el “confinamiento” se decretó el 22 de Marzo. Uso comillas porque allí en todo momento se ha permitido salir a la calle para pasear, o correr, o incluso actividades tan temerarias como sentarte en un banco. Pues bien, ayer ya salieron los resultados del estudio de anticuerpos!
https://www.nytimes.com/2020/04/23/nyregion/coronavirus-antibodies-test-ny.html
O sea, ha pasado un mes desde que se decretó el confinamiento hasta tener resultados del estudio. Y eso para todo el estado de Nueva York (20 millones de habitantes).
La oposición tiene que hacer lo que implica su nombre y votar en contra de esta farsa cuando Sánchez pida la próxima prórroga. Muchos países de Europa nisiquiera tienen un estado de alarma salvo para tiempos de guerra, y están llevando la crisis del coronavirus mejor que nosotros.
Por cierto, una curiosidad respecto a la inmunización. Para detener la expansión del virus, el porcentaje de inmunizados debe ser 1 – (1 / R). Es decir, si R = 1.5, por ejemplo, entonces sólo hace falta que un 33% de la población esté inmunizada. No es necesario tener R por debajo de 1, como repiten tantas veces los ‘expertos’. Pues bien, en Nueva York ciudad el porcentaje de inmunizados según el estudio era del 21%, y eso es una estimación a la baja porque siempre hay un retraso de 1-2 semanas a la hora de desarrollar anticuerpos.
Imagínate que salen los resultados de Madrid por ejemplo, y hay un 30% de inmunizados. En ese caso sería absurdo mantener el confinamiento en esa provincia. Podríamos tolerar un R de 1.5 y la epidemia apenas aumentaría. También podríamos tolerar un R de 2, y el porcentaje de población contagiada primero (e inmunizada después) iría creciendo, pero eso tampoco tiene por qué ser un problema ya que lo importante es protejer a los ancianos y población de riesgo, no evitar contagios a toda costa. Es decir, saber qué porcentaje de la población ya ha superado la enfermedad da muchas opciones. Es probable que ahora mismo en las provincias centrales de España las medidas de contención estricas ya no tengan sentido, porque una gran parte de la población ya está inmunizada.
Obviamente el gobierno no tiene prisa por conocer estos resultados.
Añado al comentario anterior: el estudio de inmunización o seroprevalencia, que es lo mismo, NO es clave para la reapertura. Que dará información útil, pues sí. Pero prácticamente todos los países de Europa tienen ya un calendario claro para la reapertura, salvo España y Reino Unido (que empezó su confinamiento una semana después y permite cosas que no se permiten en España). Los países están tomando la decisión de reabrir sin tener esos estudios a nivel nacional, sólo se han hecho estudios locales o como mucho regionales.
Pasa lo mismo con los tests PCR, las mascarillas y demás. Veo a muchos críticos del gobierno diciendo: el gobierno no tiene un plan, faltan tests, faltan medios, etc. Y es cierto que a España le vendría bien tener más tests y medios de todo tipo, eso por supuesto. Pero el motivo por el que se está demorando la reapertura no es ese. Francia sin ir más lejos ha hecho menos tests que España, empezó el confinamiento más tarde y sigue teniendo 500-600 muertos al día, pero ha decidido reabrir colegios el 11 de Mayo.
La “justificación” original del confinamiento era evitar el colapso del sistema hospitalario. La fase de afluencia masiva a los hospitales pasó hace ya semanas, y de hecho en varias regiones los hospitales tienen menos trabajo que de costumbre porque los pacientes “normales” (no Covid) se están quedando en casa en lugar de ir al médico. Creo que ese es el motivo por el que casi toda Europa está levantando los confinamientos.
En el gobierno hay, unos cuantos, que saben perfectamente lo que quieren, y para ellos no son errores… es planificación. Otros, palmeros ellos. Y otra parte, que van donde el agua los arrastra. Puede que quede alguna tipología sin nombrar… pero para lo que pretendo comunicar, tampoco hace falta más precisión.
Sí, están pasando muchas cosas raras. Muchas, más de la cuenta… pero lamentablemente, muy pocos parecemos enterarnos de la gravedad. Quizá nosotros, suframos algún trastorno de tipo paranoide. O tal vez no. Pero me parece es que estos han venido para quedarse… y pegados que se han pegado como lapas, no se irán ni con agua hirviendo. Crearán toda la inestabilidad política que puedan… y cuando acaben… muy pocas instituciones quedarán limpias de sospecha en un país, que de suyo, ya apenas existen.
Pero lo que más me entristece es la ausencia total de crítica. Recomiendo encarecidamente la lectura de alguno de los libros de Orwel. Rebelión en la Granja debería ser, entre otros, libro de lectura obligada en las escuelas. Sencillo, ameno, fácil de leer, corto… !pero cuanto enseña! En la sociedad actual española se enseñorea el cerdo malo.
Pero si un buen día se los lleva un buen vendaval… cuanto me alegraré haberme equivocado.
Pero no puedo ser optimista. Las instituciones, controladas por ellos, no pueden oponerse…por eso las controlan…¿Que queda libre? ¿Los espías? ¿el INE? ¿La Guardia Civil?… ¿oye.. que sabéis de su directora? ¿Tal vez el Consejo General del Poder Judicial? Dentro de dos años, o de tres, o de cuatro… la Constitución dirá lo que el cerdo malo quiera que diga.
En fin…porka vida.
Respecto a los precios de las mascarillas está claro que han sido pactados por debajo del precio que se estaban pagando, llegando a ver un recibo de compra con precios de hasta 25€/unidad por mascarilla.
He aquí donde hay que indicar el caso contrario, el Gobierno ha fijado el precio de los geles para el envase de 100ml en 2,10€, vengo a decir que la semana del boom donde ya escaseaban los geles, el precio por 125ml llegué a comprarlo a 1€ en un supermercado, unos días después la cajera nos avisa a los que estabamos en la cola de que disponía de más unidades pero que el precio había subido a 2€. No creo que el fabricante estuviera perdiendo dinero cuando el gel en principio se estaba vendiendo a 1€ pvp.Igualmente mi jefe llegó a comprar dos días antes del estado de alarma unos geles para la oficina al precio de 5€ botes de 150 ml, con una etiqueta impresa y recortada con tijera indicando gel hidroalcohólico y pegado con cinta aislante. Ante la demanda, esta farmacia se puso a fabricar aprovechando la escasez del producto. A nadie nos gusta que nos toquen a la puerta y nos den un toquecito de atención.
Por poner otro ejemplo, qué decir de los precios de las verduras y hortalizas, tengo el ejemplo justamente en la frutería del barrio. Pimiento rojo a 5€/kg en Valencia, en un barrio donde la mayoría de la población está más cerca de la jubilación, 6 €/kg de brocoli,… un escándalo! Comentándolo con mis padres que viven en un pueblo de Cuenca, justamente esa tarde mi madre hace la compra en una lonja pequeña y pregunta por brocoli, a lo que el frutero responde, – No he traído porque el precio / kg rondaba los 3€ y lo tendría que vender a 5€, y nadie va a pagar la pieza a 3€. Pues este frutero de Cuenca y la frutera de mi barrio compran en Mercavalencia. A todo esto, el frutero de Cuenca sumándole portes aún así obtiene beneficio. Solamente me gustaría saber qué precios le están pagando al agricultor. Los perjudicados Consumidores y el agricultor como siempre dando gracias para cubrir costes.
Emilio,
desde el más profundo respeto pues llevo mucho tiempo leyéndote, no comparto del todo lo que expones. Pienso que las decisiones a veces tienen daños colaterales y aquí está pasando.
Porque nos olvidamos del especulador, que los hay, y muchos. entiendo que los costes se pueden encarecer en el transporte,pero dudo que en costes de producción, y bastante, no me extenderé en eso, porque mi idea no es explicar el mercado chino aquí.
Y por eso a veces aunque no sea lo mejor toca intervenir. En unos días sabrmos si el mercado soporta ese precio intervenido o no, y si nos quedaremos desabastecidos. Yo creo firmemente que sí, porque sé fehacientemente que es un precio con el que se gana dinero.
Eso sí, Francisca ha dejado muy claaro una cosa que está pasando también: el aumento de precios de los alimentos. Comprando la misma cesta me sale al doble, y hablando con al´gun encargado de supermercado me dicen en tono jocoso que venden hasta los calzoncillos.
Pero eso también es injusto.
El resto de opiniones en las entradas, aunque muy respetables, son partidistas.
Pienso que no va de colores políticos, más bien pienso que al partido político que le ha tocado vivir esto va a pasarle la apisonadora por encima, porque no creo ni un ápice en que cualquier otro partido político podría hacerlo mejor ninguno, porque una pandemia como la actual está por encima de nuestras posibilidades.
Finalmente decirte que yo también me tiraré a la calle, sólo te pido que para que sigas dando buenos blogs, te mantengas bien alejado de las personas..
Gracias Mario por leer mi post y tus palabras. Bendita discrepancia. Critico las decisiones de este Gobierno porque es el que actualmente existe (en el pasado, critiqué los anteriores) y no sé si otros lo harían mejor o peor. Ahora bien, si entiendo que una decisión es incorrecta, lo explico como tal. En el caso que nos ocupa, para mí, el grave error es una intervención de precios sin tener asegurado el suministro. Conozco por proximidad familiar el mercado farmacéutico y sanitario y la medida creo que ha sido nefasta. Dicho esto, me alegra saber que, aunque con diferencias, en lo sustancial podemos estar unidos. Eres bienvenido. Esta es también tu blog. Un cordial saludo.