Entro de nuevo en el proceloso y, para mí, apasionante mundo de las letras. Esta vez para tratar el uso incorrecto de una expresión que los leguleyos usan con bastante frecuencia, hasta el punto de haber calado en el lenguaje administrativo oficial.
Es sabido que multitud de palabras y expresiones que forman parte del acervo de uso común (e inconsciente) del español provienen de ámbitos específicos, que la tradición ha expandido al lenguaje cotidiano.
Así, del lenguaje marinero provienen expresiones como «cambiar de rumbo», «traer al pairo», «dar un golpe de timón» o una que he utilizado ut supra -«calar»- y del lenguaje bíblico, verbigracia, hablamos de este momento económico como de una época de «vacas flacas», de tirar «la primera piedra», «lavarse las manos» o el más coloquial «ser un Judas» y el muy cercano para mí, «venderse por un plato de lentejas».
Bueno pues, otro de estos metalenguajes que se han venido generalizando es la jerga propia de las armas -así, hablamos de tener un «flanco débil», «abordar» una situación- y, entre otras, encontramos una expresión tan común hoy en día que no pensamos, siquiera, en su origen bélico. Se trata de fundamentar, de dar una motivación «con base en» ciertos preceptos o siguiendo cierta interpretación.
En efecto, el Diccionario Panhispánico de Dudas nos muestra que el primer uso de «con base en» es el de servir de precedente «a la expresión del lugar en el que se concentran instalaciones o equipos, generalmente militares, y que sirve de punto de partida para las distintas operaciones: «La aviación “nacional”, con base en el aeródromo de Tablada, se adueñó del aire»».
Sin embargo, seguidamente se puntualiza que, desde el primer tercio del siglo XX, dicha expresión empezó a utilizarse en el lenguaje jurídico «con el sentido de ‘con apoyo o fundamento en’«, pasando de ahí a otros ámbitos y, siendo hoy en día de uso común y aceptado por la Real Academia, aunque dicha institución prefiere expresiones como «sobre la base de» o «en función de».
No ocurre lo mismo, sin embargo, con la expresión «en base a«, que se trata de uno más de los falsos cultimos que rodean a los que empleamos textos jurídicos y que, por muy ampuloso que parezca, a día de hoy está proscrita por el diccionario lingüístico normativo: «es censurable la locución de sentido equivalente <<en base a>>, en la que las preposiciones «en» y «a» no están justificadas».
Así pues, ya lo saben, si quieren introducir una justificación de alguna de sus teorías o de la exégesis que le dan a una norma, háganlo «sobre la base de» o, si lo desean, «con base en«, pero jamás «en base a«…
Hola buenos días Esaú, soy Augusto, joven abogado en ejercicio, y como primera intervención no me gustaría profundizar sobre ningún tema gramatical o de carácter semántico o similar, sino por la fotografía tan acertada y que invita a la reflexión pacífica…sino me equivoco son las Islas Cies, vistas desde Cangas de Morrazo. La verdad que es una foto hermosa, me gusta, ánimo y sigue ilustrándonos!
Casi, Augusto. Efectivamente, son las Cíes, pero vistas desde un chiringuito que seguro que conoces en la playa de Samil: La Vela. Abrazo y gracias. Esaú
Enhorabuena, Esaú, por tu fundada descalificación de «en base a». Te animaría a que siguieras en esa acertada línea con otras expresiones tan de moda como impresentables: «poner en valor» o la inefable «ya si eso».
Un abrazo fuerte.
JGT
Hola Javier. Este tipo de expresiones, históricamente, suelen tener su origen en palabras extranjeras que han sido mal traducidas -habitualmente, por la prensa-. Es el caso de la que tú comentas y del «en base a», que proviene del italiano. Otro caso interesante y del que hablaré será del término «paraiso fiscal», que tiene su miga, porque en realidad debería hablarse de «puerto fiscalmente seguro» o algo similar…