Asesor fiscal en confinamiento. Día 23.

«Nada se sabía«, «Era inesperado«, «Nadie se lo imaginaba» y así, cientos de comentarios similares pretenden servirnos de excusa para justificar el desastre humano, económico y social.

Dejando de lado el debate sobre el COVID-19, lo que hoy traigo a colación es si el acaecimiento de un suceso inesperado y totalmente imprevisto, un «Cisne Negro», es justificación suficiente para las pérdidas y daños ocasionados.

Por supuesto que un hecho negativo, inédito y fortuito, repentino, a todos nos puede desbordar. Pensemos, por ejemplo, en un terremoto que asolase el litoral mediterráneo. A día de hoy, si nos atenemos a las experiencias históricas, actuamos como si nunca fuese a producirse. ¿Pero eso lo convierte en imposible?

Pero, a lo que iba. Los buenos líderes o buenos gestores son los que, ante la adversidad, actúan de la forma más diligente posible para minimizar los daños. Estudian los hechos de forma objetiva, analizan las posibles causas y los potenciales errores y, en consecuencia, adoptan decisiones, bien para acelerar las medidas de contención, bien para minimizar los perjuicios causados.

Y no me refiero sólo al Presidente de Gobierno y demás responsables políticos. Pensemos, ahora, por ejemplo, en los gestores de fondos de inversión. Estos pájaros se han estado llevando crudo unas buenas comisiones por gestionar la abundancia y, cuando se han visto los primeros síntomas del impacto económico de la crisis sanitaria, apenas unos pocos han sabido reaccionar y preparar sus fondos de inversión o los fondos de pensiones para evitar las abruptas pérdidas de valor que han acontecido. ¿Qué habéis hecho vosotros para salvaguardar los ahorros de vuestros clientes?

Otro ejemplo práctico. Ya llegaban noticias del confinamiento de los ciudadanos en Italia y veía a compañeros de profesión que, en lugar de anticiparse y adaptar sus equipos de trabajo para continuar su actividad de forma remota (el dichoso «teletrabajo»), seguían confiando en sus viejos PC’s de sobremesa y servidores físicos, esperando que la tempestad amainase por sí sola (y ahora, alguno de ellos, de forma silenciosa ruega a Dios y a la AEAT que amplíe los plazos, pues serán incapaces de atender las obligaciones de sus clientes sin poner en riesgo al equipo humano). En fin, los músicos del Titanic…

La cuestión es que, las personas, los ciudadanos, no elegimos a líderes, gestores, directivos para que nos dirijan cuando la mar está en calma y no hay nubes en el horizonte. La gente de mar sabe que, cuando el tiempo es favorable, es cuando el (buen) capitán es más prescindible y puede tomarse un descanso, eso sí, después de ordenar que se revisen los aparejos, que se efectúen las necesarias reparaciones y se mejore la nave.

Las personas, los ciudadanos, otorgamos nuestra confianza y delegamos en terceros, la gestión de lo público, nuestros ahorros e inversiones, el cuidado de nuestros hijos, etc., porque, nuestro instinto nos dice que siempre puede sobrevenir un acontecimiento imprevisto e inesperado, sabemos que estamos permanentemente expuestos al caos y la arbitrariedad.

La Historia, nuestras experiencias vitales, nos demuestran continuamente que el devenir personal e histórico nunca, repito, nunca, ha sido lineal. Al contrario, está lleno de continuos altibajos, de crisis, de momentos de crecimiento y prosperidad, así como de conflictos y dramas. Portamos de serie en nuestros genes y tenemos en nuestra consciencia grabada la condición trágica del hombre.

Y asumiendo, de forma consciente o inconsciente, que esa aleatoriedad puede causarnos daños y perjuicios, aunque sea por mera intuición, esperamos que aquellos en los que hemos confiado, tengan la capacidad y la serenidad suficiente para adoptar las medidas y soluciones necesarias para anticiparlos, si fuese posible, evitarlos, si los ha podido conocer con tiempo suficiente, y, en todo caso, minimizar el dolor y las pérdidas. Delegamos en terceros porque creemos que ellos estarán en mejores condiciones (por medios, recursos, conocimientos, disponibilidad, etc.) que nosotros para afrontar cualquier suceso trágico que se presente.

Por eso les retribuimos a los gestores de fondos de pensiones, a los cuidadores de nuestros hijos o de nuestros mayores, mantenemos fuerzas y cuerpos de seguridad e, incluso, elegimos a algunos de entre nosotros para que pilote la nave colectiva.

¿Qué quiero decir? Pues que la asunción de una responsabilidad, bien sea el cuidador de los hijos, el gestor de fondos de pensiones o el Presidente de Gobierno, conlleva que obre de la forma más diligente posible para anticipar y prevenir cualquier adversidad y, en el supuesto de que, suceda algún evento o circunstancia manifiestamente imposible de contemplar y anticipar, que sepa dar respuestas inmediatas, que si hay que saturar una herida, lo haga lo antes posible y de la mejor manera, para evitar el desangramiento o la infección.

Les pagamos, entre otras cosas, para que no nos digan «Nada se sabía«, «Era inesperado«, «Nadie se lo imaginaba«. Cuando uno de estos gestores se ampara en la imprevisibilidad y sorpresivo del suceso para explicar los daños producidos, lisa y llanamente, está revelando su completo fracaso como gestor y su negativa a asumir responsabilidades. ¿Acaso nos están tomando el pelo? ¿Para qué si no se creía que lo habíamos elegido?

Ahh! Se me olvidaba… El autor y creador del término «Cisne Negro», Nassim N. Taleb (@nntaleb), se ha servido explicar en diversos documentos y medios que la pandemia del COVID-19 no entraría dentro de su definición de «Cisne negro». Entre otras, aquí tenéis una breve explicación… Ahí lo dejo.

* * * * *

Feliz Domingo de Ramos y espero y deseo que tengáis una buena y vivida Semana Santa.

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6 pensamientos en “Asesor fiscal en confinamiento. Día 23.

  1. Juan Martin Querol Rodriguez

    sabes que te sigo desde que viniste a dar una charla de economía digital al Colegio economistas de Castellón … y tu charla me ha venido muy bien estos días y me va venir muy bien el día después de que esto pase … porque ya veremos como se adaptan / nos adaptamos las empresas …

    respecto al tema de teletrabajo como asesoría, por cuestión de azahar, me preparé para ello el septiembre pasado montando una “miniasesoría” con impresora y todo en casa, vía conexión remota a mi servidor físico y accesos a las bases de datos de consulta, pero es verdad que muchos compañeros les ha pillado el toro con el paso cambiado … adaptarse o desaparecer, esa será la máxima que nos va tocar vivir en la profesión … y en los precios también.

    Otro dia hablaremos del gobierno …

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  2. agustin

    Estoy totalmente de acuerdo contigo Emilio, cualquier persona con dos dedos de frente, y más siendo dirigente de este Pais, Presidente, ministros, etc., tenían que haber visto lo que venía, yo que soy un ciudadano de a pié, cuando empezó el tema en China, ya vi que era una cosa muy sería, pero cuando llegó a Italia, y se empezó a extender y a morir gente, es que era de perogrullo, no hacía más que decir que esto iba a llegar a España en un tiempo muy breve, y ni el Ministro de Sanidad, ni el Presidente, ni sus colaboradores, valoraron el problema e intentaron poner alguna solución. Es increible, el tiempo les juzgará.

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  3. Xavier

    Los únicos que han venido venir la pandémia y con tiempo han sido los directivos de las empresas TECH… fijaros como suspendieron el WORLD GLOBAL CONGRESS de BCN?

    A partir de ahora, quien quiera sobrevivir (quizas lamentablemente no queda otra solución) los habrá de observar de cerca antes que a los Estados y gobiernos.

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  4. Fernando García Iglesias

    Hoy en día existen herramientas que permiten a los asesores, incluso a aquellos que no han tenido la previsión de adoptarlas antes de parón en el que estamos, mantener la actividad incluso en la situación en la que los clientes no pueden traernos facturas. Se pueden firmar documentos en remoto con validez legal y contabilizar sin perder ni un minuto. Otra cosa es que el asesor/a sea capaz de parar la vorágine en la que estamos para decidir adoptar cambios.

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  5. Pingback: Asesor fiscal en confinamiento. Día 30. - FiscalBlog

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