Aún recuerdo como si fuera ayer, ese primer día de clase de Derecho Financiero y Tributario. Yo cursaba la licenciatura de Derecho en la Universidad de Sevilla, y con la inocencia de cualquier estudiante, afrontaba cada una de mis clases. De repente, apareció por la puerta alguien pequeño, delgado, algo despeinado, con ojos azules saltones y con apariencia de niño. Mi sorpresa fue cuando dijo: «soy Ángel Aguallo, vuestro profesor de Derecho Financiero y Tributario«, lo miré sorprendida, hasta que empezó a hablar; ese día empezó mi admiración por él, que ha llegado hasta el día de su triste fallecimiento, y que continuará postmortem.
Hablar de Ángel no es fácil, está el Ángel profesional, absolutamente indiscutible y está el Ángel amigo, absolutamente insuperable.
El Ángel profesional no tenía rival, llegó a todo lo que se propuso sin que nadie le regalara nada, incansable hasta sus últimos días. Como afirmara Louis Pasteur, «es la superación de las dificultades lo que hace a los héroes«, y él se había convertido en más que un héroe, con pocos medios, continuaba su tenaz trabajo, no paró de ilustrarnos con sus sentencias. Como afirmó hace unos días el magistrado Navarro Sanchís, Ángel no contaba con medios, «la Administración de Justicia sigue siendo la hermana pobre de la Administración, las cosas no fueron fáciles para el, pero aún así nada le paró«, algo que nos tiene que hacer reflexionar. El derecho le debe tanto que cualquier iniciativa que se tome para honrar su memoria será poca.
Y luego estaba el Ángel amigo, alguien que con su cara ya te lo decía todo, alguien tan vivaz e inteligente que cualquier rato que se pasara con él era enriquecedor. Aquí me rompo, porque me entristece ver lo injusta que a veces es la vida.
Pero siento que yo, he sido una de esas personas privilegiadas, que conocí al Ángel profesional, y al Ángel amigo; al Ángel que me enseñó a amar el Derecho Financiero y Tributario, y al Ángel que me enseñó como se lucha en la vida.
Solo espero a partir de hoy estar a la altura. Mi recuerdo emocionado al profesional y al amigo.
Descansa en Paz, y conociéndote, no revoluciones mucho por ahí arriba.
Ana Molina LeBron
Profesora Derecho Financiero y Tributario UAM