Verdad y Navidad

      3 comentarios en Verdad y Navidad

A lo largo de la Historia de la Humanidad, las sucesivas generaciones nos hemos visto tentadas a creer que nuestro tiempo histórico es el más complejo y difícil, sobrestimando el recuerdo de tiempos pasados y arrastrando un pesimismo existencial acerca del futuro. Y lo cierto es que el progreso y la evolución de la Humanidad ni ha sido lineal, ni constante ni homogéneo, sino todo lo contrario, de tal forma que, transcurridos miles de años, hay muchos aspectos y cuestiones acerca de los que sería posible debatir si realmente se ha dado un avance o progreso evidente.

Hace más de dos mil años, nació en una aldea de una tierra indómita un hombre que transformó definitivamente la Historia. Seguramente, el momento histórico en el que le tocó vivir no parece que fuera el mejor, si lo analizamos atendiendo a los estándares actuales de desarrollo humano (tasas de mortalidad infantil, esperanza de vida, tasa de alfabetización o producto interior bruto).

Aparte, en la región en la que nació y creció, no era, precisamente, la más tranquila. Desde hace unos años, estaba vinculada al Imperio Romano y conformaba una nueva provincia, es decir, los habitantes pasaban a ser contribuyentes del erario de Roma. Parece ser que, en aquella época, la Administración tributaria, dirigida por aquel entonces por un Procurador, no gozaba de mucha simpatía y, con harta frecuencia, los contribuyentes mostraban su enojo con las actuaciones de los órganos de gestión, inspección y recaudación de una forma un tanto ruda, y en ocasiones, con recursos ajenos a la vía jurisdiccional. Intuyo que, por aquel entonces, lo del Código de Buenas Prácticas no era excesivamente popular, pero bueno, esta es otra historia.

Sea como fuere, aquellos también eran tiempos difíciles para los Miqueas, Mateos, Saras, Ruts, Marías, Simones, Martas, Jeremías, etc. Ahora bien, aún siendo sencillos e ignorantes, a nuestros ojos, las mujeres y los hombres tenían conciencia de su propia existencia y del valor de la misma. Apenas disponían de información, pero ello no les impedía pensar y ser conscientes de la necesidad de encontrar respuestas. Curiosidad y ambición de saber. Personas humildes, simples, pero vivas, valientes que, aún con sus limitaciones, buscaban encontrar la Verdad del mundo.

Buscar la Verdad. ¡Cuán remoto queda aquello!

En la actualidad, con una escandalosa abundancia de información y de medios, resulta paradójico que esa búsqueda de la Verdad, sea cuál sea y, en la materia, temática o cuestión que queramos, haya quedado tan olvidada o postergada. Nos asusta la verdad, somos cobardes y tememos descubrir que la realidad y la Verdad no se ajuste a nuestras creencias o ideas. El signo de nuestro tiempo es, precisamente, esa copiosa oferta de medios y recursos para que prolonguemos nuestra existencia vital sin enfrentarnos a la Verdad.

Sin embargo, sólo la búsqueda de la Verdad da sentido a nuestra vida, es nuestra esencia humana y la que, conseguirá que los hombres y mujeres sean verdaderamente libres.

Enterrados en información, nos hemos convertido en muertos vivientes. Hemos abandonado la curiosidad, el saber, el descubrir, el dejarnos asombrar, en, sencillamente, pensar por nosotros mismos y hacernos todas las preguntas que todo hombre y mujer debe hacerse a sí mismo, en abandonarnos a nuestra conciencia para descubrir el sentido de nuestra vida y existencia.

Por eso, la Navidad, hoy más que nunca, tiene un sentido especial. Es una invitación para dejarnos llevar por nuestra conciencia y pensamiento, hacernos preguntas incómodas, mirarnos ante el espejo, así como mirar con algo más de cariño alrededor nuestro, dejar de lado lo sabido y toda ese raudal de información que no nos deja ver lo importante. El misterio de la Navidad es como una invitación a resucitar en vida; volvernos libres buscando la Verdad.

Nació y treinta tres años después, murió. Y ni un selfie, ni un podcast, ni un post, ni un mísero vídeo nos dejó. Sin embargo, no era necesario, su huella no quedó en el olvido, porque tocó el corazón y el pensamiento de muchos cabreros, orfebres, pescadores y coetáneos, simples pero vivos. Su testimonio, su recuerdo, su memoria, cambió la Historia.

Con independencia de vuestros credos, ideas y pensamiento, de todo corazón, desde Fiscalblog y, en mi caso particular, os invito a apagar la pantalla y espero que estos días os traigan una nueva oportunidad para que disfrutéis de los vuestros y tengáis presentes las ausencias, para que sean un respiro en el devenir diario y que el misterio de la Navidad ilumine vuestros hogares. 

Con cariño, Feliz Navidad y un mejor 2020.

3 pensamientos en “Verdad y Navidad

  1. Marco Pieraldi

    Simplemente la pura verdad, nuestra vida es muerte si no tenemos como regidor de nuestras vidas al creador y consumador que es Cristo Jesús. Gracias por tan extraordinario artículo y por lo agradable de su redacción, no me queda sino retribuir este regalo deseándole una feliz navidad

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  2. Xavier

    Anécdota cierta (omito citar nombre).
    Un prestigioso futbolista se estaba muriendo en aquel entonces, y el presidente del prestigioso club (omito también citarlo) le daba esperanzas que la vida tenia sentido, etc, etc…
    Él le espetó estoicamente que no éramos nada, simplemente unas plantas sofisticadas…
    Se entabló conversación, y al final acabó todo en “plantas sofisticadas”
    Al final, a la hora de marcharse, el presidente se despidió de él con una sonrisa y le dijo con cariño: “me voy a casa que tengo que regar las plantas…”

    La Navidad es la primera puerta a la verdadera esperanza
    Feliz Navidad

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